BLUM se complace en anunciar la representación del artista afincado en Shigaraki, Yuji Ueda, con motivo de su segunda exposición individual con la galería y su primera presentación en Los Ángeles.
Procedente de Shigaraki, una región histórica y ampliamente reconocida por su profundo legado de ceramistas de gran categoría, Ueda despliega, innova y se enfrenta a las formas y procesos tradicionales de la arcilla con los que creció. Creando grandes vasijas que parecen suspendidas en proceso de explotar, arrugarse o fundirse, el artista juega con temas de fuerza y vulnerabilidad. Con colores que parecen crepitar y estallar, Ueda inventa un nuevo idioma vernáculo en el medio de la cerámica.
Como la concebimos actualmente, la tradición cerámica de Shigaraki se remonta al siglo VIII, con la producción de extravagantes azulejos para el palacio de Shigaraki. Desde finales del siglo XIII, la cerámica de Shigaraki ha sido muy popular entre los maestros del té y los amantes de la cultura. En el periodo Edo de Japón, que va de 1603 a 1868, las vasijas de cerámica de Shigaraki se utilizaban como recipientes para envasar las hojas de té recién recogidas. El propio Ueda creció en una granja de té en la zona de Asamiya, en Shigaraki. Por ello, muchas de las obras de esta exposición transmiten la historia regional y los orígenes personales de Ueda, haciendo referencia a estos antiguos recipientes de té locales.
Compuestos naturales que el artista añade a su arcilla y esmaltes para crear algunos de sus efectos característicos son inherentes al suelo de la región, distinguiendo a la cerámica hecha en Shigaraki durante generaciones. Ueda ha ampliado este aspecto y los ingredientes que necesita en su práctica: los movimientos dinámicos y eruptivos de sus formas y esmaltes hiperbolizan cualidades de otro modo tradicionales. El feldespato del suelo de la región y a veces Ueda añade en su estudio, es lo que crea el efecto vítreo en el esmalte, mientras que, al quemarse, la resina del pino rojo de la región permite una temperatura precisa para la cocción. Ueda tarda entre tres y seis meses en recoger en la región la cantidad de leña necesaria para una sola cocción. Una vez encendido el horno anagama tradicional, el artista lo atiende durante setenta y dos horas, añadiendo leña cada diez minutos.
Aunque Ueda conoce bien y utiliza las prácticas tradicionales mencionadas, también las amplifica al punto de subvertirlas. Con un proceso de construcción en arcilla que crea un efecto similar a una explosión en el esmalte que se derrama de la estructura final de cada obra, las vasijas del artista se quedan cuidadosamente congeladas en el momento de su combustión para socavar la función platónica en el núcleo del origen artesanal del medio cerámico. El artista aplica nuevas técnicas que ha desarrollado mediante su propia experimentación. En sus recientes obras de ensamblaje, Ueda vierte cobre fundido en un gran cuenco de piedras para crear la parte metálica de la escultura. La forma final refleja el espacio negativo entre las piedras e inmortaliza el proceso de su creación.
Ueda capta la belleza inefable que se encierra en lo imperfecto. Utilizando materiales tradicionales para catalizar efectos químicos sobrenaturales en sus inventivas obras, el artista compone objetos transportantes que encajarían perfectamente en escenarios prehistóricos y futuristas. Ueda tiende puentes entre los mundos del arte y el diseño, manteniendo y ampliando el proceso de la disciplina al tiempo que investiga y va más allá de los límites de su funcionalidad.
Yuji Ueda (n. 1975, Shigaraki, prefectura de Shiga, Japón) procede de una familia de galardonados cultivadores de té de la ciudad de Shigaraki, en la prefectura de Shiga. Su obra se ha presentado en una exposición colectiva en dos partes curada por Takashi Murakami en Blum & Poe Los Ángeles y Nueva York en 2015, y en una exposición individual en Blum & Poe Tokio en 2023.